Autora: Jacqueline Newson, Licenciada en Terapia Nutricional (con honores)
Editado por: Alejandra Toro, Psicóloga, MSc Nutrición y Conducta
Histamina: el principal culpable
Si eres propenso a la fiebre del heno, tu cuerpo está a merced de la histamina, una sustancia química que se libera en respuesta a los alérgenos. La histamina desencadena una respuesta inflamatoria que desencadena estornudos constantes, congestión nasal, picazón en los ojos y sibilancias, pero ¿a qué se debe esto?
La histamina se almacena en mastocitos altamente especializados que se encuentran en los tejidos mucosos de las vías respiratorias. Estos protegen contra patógenos invasores y, al activarse, liberan grandes cantidades de histamina para alertar al organismo de que una sustancia potencialmente peligrosa está entrando en él. Células inmunitarias especiales acuden a las vías respiratorias para destruir y eliminar la mayor cantidad posible de polen.
La mucosidad se utiliza para eliminar el polen de los ojos y la nariz, y el estornudo se inicia para eliminarlo de los pulmones. La histamina también provoca inflamación e hinchazón, lo que ayuda a contener el polen y a evitar que llegue a otras zonas del cuerpo. Esta inflamación también causa enrojecimiento, dolor y dolor de cabeza.
¿Qué está desencadenando tu fiebre del heno?
La fiebre del heno puede ser más que una simple molestia: puede ser un verdadero cambio radical, afectando tu capacidad para trabajar y disfrutar al máximo. La Oficina Meteorológica del Reino Unido identifica tres temporadas principales de polen, lo que puede ayudarte a determinar los desencadenantes específicos si los síntomas de la fiebre del heno aparecen aproximadamente en la misma época cada año.
El polen de los árboles suele estar en el aire desde finales de marzo hasta mediados de mayo, y entre los culpables más comunes se incluyen el avellano, el tejo, el aliso, el olmo, el sauce, el álamo, el abedul, el fresno, el plátano, el roble, el tilo y el pino.
El polen de gramíneas , que afecta a aproximadamente el 95 % de las personas que padecen fiebre del heno, es más frecuente entre mediados de mayo y julio. Todas las gramíneas pertenecen a la familia Poaceae y son una de las principales causas de alergias estacionales.
La temporada de polen de malezas se extiende desde fines de junio hasta septiembre, y entre los desencadenantes más comunes se incluyen la acedera, la artemisa, la ortiga, la colza y el plátano.
Muchas personas recurren a medicamentos como antihistamínicos, descongestionantes y corticosteroides para controlar sus síntomas. Si bien estos pueden brindar alivio, suelen tener efectos secundarios indeseados como mareos, somnolencia y visión borrosa. Pero ¿qué pasa si no te convencen los medicamentos convencionales?
La naturaleza tiene una solución
La naturaleza ofrece alternativas increíbles que pueden ayudarte a respirar con facilidad y disfrutar del aire libre sin las molestias de las alergias. Al elegir una nutrición inteligente e incorporar los suplementos adecuados, puedes adoptar un enfoque proactivo para controlar tus síntomas. Descubre cómo una dieta antihistamínica y remedios naturales cuidadosamente seleccionados pueden ayudarte a combatir algunos de los síntomas más graves.
Precauciones dietéticas
Una dieta antihistamínica se centra en reducir los alimentos que desencadenan o aumentan los niveles de histamina en el organismo, a la vez que incorpora alimentos que ayudan a estabilizar su liberación. Generalmente, implica evitar alimentos con alto contenido de histamina, como:
- Quesos curados
- Alimentos fermentados
- Alcohol
- Carnes procesadas
- Tomates
- Espinaca
- Berenjena
En cambio, antes de la temporada de polen, priorice su dieta con alimentos frescos y mínimamente procesados, como verduras de hoja verde (excepto espinacas), carnes frescas, frutas no cítricas y grasas saludables. Los alimentos que favorecen la DAO ( diaminooxidasa ) (como el pescado fresco y los guisantes) y los nutrientes que se enumeran a continuación pueden ayudar a regular los niveles de histamina.

La vitamina C ¡ocupa la primera posición!
La vitamina C se gana con razón el primer puesto en nuestra lista. Ampliamente reconocida por sus funciones de apoyo inmunitario, también desempeña un papel importante como cofactor de la DAO , que ayuda a descomponer el exceso de histamina. Combinada con una dieta antihistamínica, la vitamina C proporciona un valioso apoyo nutricional durante las reacciones inflamatorias.
Una dieta variada es la mejor manera de garantizar la ingesta suficiente de vitamina C, y algunas de sus fuentes podrían sorprenderle. Si bien los cítricos, las bayas y el kiwi son bien conocidos, la vitamina C también abunda en verduras como las papas, el brócoli, los pimientos, la col rizada y las coles de Bruselas.
Sin embargo, depender únicamente de la fruta no siempre es práctico: ¡necesitarías comer unas 100 fresas para obtener tan solo 1 gramo de vitamina C! En estos casos, la suplementación puede ser una forma más conveniente de cubrir tus necesidades.
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